Barcelona es una ciudad visitada por millones de turistas a diario. Y estos turistas, consumen arte, consumen transporte y consumen la ciudad. No son turistas que vengan buscando turismo de sol y playa, sino que quieren consumir arte, entre el cual también están los Ventalls. El centro de Barcelona está repleto de puestos de suvenires y de pequeñas tiendas de artesanía. En ellas se venden objetos accesibles a cualquier turista, algunos de un precio más caro y otros con un precio un poco más reducido. Pero los turistas que vienen a consumir arte tienen dinero, y no les importa por ejemplo gastarse cien euros en comprar Ventalls pintados a mano. Las zonas más importantes de la ciudad para comprar artesanía son las que están inmersas dentro del viejo casco antiguo. El histórico por excelencia. Sobre todo la zona del barrio Gótico y del Borne. Allí las pequeñas tiendas de madera y de apariencia obsoleta son las mejores para comprar y consumir regalos bellos y artesanales. Yo, que soy de Argentina, la primera vez que fui a Barcelona me quedé maravillada por la pintoresca de la ciudad. Llevé regalos a toda mi familia en Mar del Plata, e intenté que fuesen suvenires típicos y que caracterizasen la ciudad Condal. A mis abuelos les llevé unos bellos Ventalls, que es la palabra catalana para nombrar a los abanicos artesanales. Les encantó y los usaron durante todo el verano siguiente combatiendo el calor y la humedad de mi ciudad. Al resto de familiares les llevé figuritas de Gaudí, del Parque Güell y del Museo de Pablo Picasso. La verdad que en Argentina todo el mundo tiene en muy alta estima a la ciudad de Barcelona. Allí nos sentimos como en casa y nos dan muy buen trato. Desde aquí invito a todo el mundo a visitar esta maravillosa ciudad y a consumir arte y comprar suvenires. Son recuerdos que quedan para toda la vida.