Hay una empresa en el polígono industrial donde trabajo que con los años ha ido bajando su producción y reduciendo su plantilla de empleados. Son cada vez más las familias que han ido viendo como se les esfumaba el puesto de trabajo del cabeza de familia de las manos. Cuando las empresas entran en quiebra o en crisis, no les queda más remedio que presentarse al concurso de acreedores. Es lo mismo pero con distinto nombre. Más de una vez y más de dos también, el derecho societario ha debido hacerse cargo de este tipo de relaciones empresariales, gestionando por tanto las sociedades y los contratos asociativos que se producen entre diferentes entes o personas. Gracias al derecho societario que nos proporciona la democracia española, las partes de las empresas pueden celebrar acuerdos que permiten a las personas crear sociedades y generar contratos como por ejemplo pueden ser compra, venta, fusiones y adquisiciones de empresas entre otras. Pero, debido a la situación actual en la que nos encontramos y también al contexto socio eco nómico y cultural, no siempre las relaciones empresariales y los acuerdos a los que llegan las empresas, salen a pedir de boca. Por ello, en la mayoría de los casos, y inmersos en esta crisis financiera, aparece el derecho concursal, como regulador de todas las normativas que regulan esta difícil situación y aportando a su vez soluciones a los problemas y adversidades. Cuando las empresas entran en quiebra, y necesitan ayuda, acuden al concurso de acreedores. Éste hace referencia a la situación jurídica que se origina en las empresas cuando aparecen las insolvencias o los problemas económicos, que muchas veces son tan inesperados. Éste concurso abarca tanto las situaciones de quiebra de empresas como también la suspensión de pagos de las mismas. Mediante el sistema del concurso, el ordenamiento jurídico establece un método mediante el cual se procede a realizar el reparto de bienes entre el deudor y todos sus acreedores. Hoy en día estamos inmersos en una situación en la que el concurso de acreedores y el derecho concursal están plenamente presentes en la mayor parte de las situaciones empresariales.