He montado un restaurante precioso en la Costa Brava. Es espectacular, situado a pie de playa y con unas vistas al mar que se pueden considerar de lujo. En él básicamente quiero desarrollar un poco de cocina mediterránea que tanto gusta a los turistas que vienen a visitar nuestras costas y nuestras playas. He tenido que poner unas buenas persianas en Girona, porque sí que es cierto que durante el día el sol pega muy fuerte y los turistas que vienen del norte de Europa, son incapaces de soportar estas altas temperaturas si no hay unas buenas y sólidas persianas en Girona. Por lo que me di cuenta de que el tema de tener unas buenas persianas instaladas en las cristaleras era básica y primordialmente indispensable. En un principio pensé en buscar persianas baratas, pero pensándolo bien posteriormente, lo barato, a la larga… sale caro. Contacté con el albañil de confianza de mi familia de toda la vida, y le dije, que ya que él tenía contactos, me buscase lo que venían siendo unos buenos persianistas Mataro, que es la localidad más cercana al lugar donde yo tengo ubicado el restaurante a pie de mar. Entonces, este trabajador de confianza, me dio el teléfono de estos señores, que al mismísimo día siguiente ya estaban en la puerta de mi local dispuestos a trabajar. Desde un primer momento, estos persianistas Mataro fueron de mi total agrado. Puntuales, eficaces, limpios, agradables… a fin de cuentas, gente que le gusta hacer su trabajo de una manera correcta. Por lo que deposité en ellos mi total y rotunda confianza. Estuvieron solo un día para hacerme el trabajo de todas las persianas y dejarlas finalizadas. Desde un primer momento les dije que no quería persianas baratas. Que aunque me costase más dinero del que tenía planeado, estaba dispuesto a hacer una buena inversión. Estoy muy satisfecho con la decisión tomada. Ahora en mi restaurante los “guiris” no se queman cuando pega el sol por la tarde.